miércoles, 7 de diciembre de 2011

Humo.

¿Quién no ha querido, en un momento embarazoso o traumático, fusionarse con el humo? Todos hemos querido... no digas que no. Tú eres uno de ellos, o más bien, de los nuestros. Quisiera ser el humo que la muerte inhala, para no volver a vivir en un cuerpo humano donde solo encuentro dolor...
Ahora mismo respiro el humo que mi madre deja a su paso con el cigarro, sin importarle las consecuencias que nos caigan por ello. Sí, estoy mal, y no entiendo por qué cuando lo estoy me cae la bronca del siglo, cuando en realidad, si me quieres, deberías preocuparte por mí un poco aunque sea.
Humo. Es lo que ahora nos separa. Una gran capa de humo espesa, tan espesa que me atrapa, como una telaraña y me deja, moribunda, mirándote a los ojos... y susurrándote mi último "te quiero".

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