viernes, 15 de junio de 2012

Dicen que es solo una tontería, pero yo sigo en mis trece. Lo nuestro fue amor, y por mi parte, lo sigo manteniendo. Tú ya no, ya compartes esa palabra tan fácil de pronunciar (y difícil de demostrar) con otra chica que no tiene ni mi nombre, ni mis ojos, ni mi piel. No soy yo. ¿Pero sabes qué? Que aún recuerdo qué me enamoró de ti...
Amé tu pelo corto, amé tus lentillas azules, amé tu estatura, amé tu forma de vestir, amé tu forma de hablar, tu voz, ese acento catalán que tanto me gustaba; amé cada célula de tu piel, la mimé; amé cada susurro, cada caricia, cada risa o cada beso. Lo amé, lo amo y lo amaré. Y es que, chica, eres todo en mi vida.
Recuerdo las locuras que hacía por ti... cuando me escapé a las dos de la madrugada, rota por el cansancio y el peso de mis maletas, dispuesta a recogerte en tu casa para irnos a cualquier parte, lejos de todos, donde poder ser solo una; cortarte el pelo, como me dijiste (tenía las tijeras en el bolso pequeño de la maleta, preparada para ti); esa y más locuras hice, hago y haré por ti. Sí, las hago, porque cuando me dijiste "QUIERO VERTE", fui desde Triana hasta las Alcaravaneras solo por verte. Sí, te vi, acabé rota físicamente, pero no recuerdo dolor alguno ya que me besaste, me acariciaste y me abrazaste.
¿Cuántas risas hemos compartido? ¿Cuántas mañanas, cuántas noches? ¿Cuántas lágrimas hemos derramado juntas? El doce de febrero para mí ya es imborrable de mi mente: fue, es y será SIEMPRE marcada como el principio de una sola vida, un solo mundo, el final de dos mentes separadas, dos cuerpos y dos corazones separados.
Ahora volvemos a separarnos, y en tu mente está (CREO) grabado un ADIÓS (sabes lo que significa esa palabra para mí y por qué no quería que me la dijeras nunca). Nos conocemos perfectamente, y creo que el sentimiento que yo tengo presente a cada hora, tú no.