martes, 2 de abril de 2013

Fly.

¿Sabes lo que es tener sueños y sentir que nunca los conseguirás? ¿Sentir que hay algo o alguien que te lo impide? Duele. Ese peso sobre ti, como si el cielo se cayera sobre ti al snetir que el futuro que esperabas te es arrebatado de una manera increíble. No sabes cuánto duele, y si tanto dices que conoces ese sufrimiento, ¿por qué causárselo a los demás?

~ Recuerdo tener aproximadamente diez años cuando me encerraba en mi habitación y dibujaba, trazaba líneas esperando acabar plasmando algo de realidad en el folio que tenía ante mí, algún sentimiento, personalidad propia. Siempre intenté no copiar ningún otro estilo de dibujo, innovar en mis creaciones. Me dejaba llevar por la imaginación, la música, y acabé dibujando un futuro que yo esperaba tener algún día, contrastado con mi cruel realidad; yo tumbada sobre la arena, con el mismo aspecto que me gustaría tener en un futuro no muy lejano, mi cabeza alzada al cielo con los ojos tapados por los flecos, y dos dedos de mi mano derecha apuntando a mi sien en forma de pistola. Nunca quise representar la intención de suicidarme en ese dibujo, sino un símbolo del sinvivir por el que pasaba en ese momento.
Recuerdo cómo mi padre, ebrio, entraba en mi habitación y pagaba sus penas conmigo. Me gritaba, me trataba de muy mala manera, echándome la culpa de todo lo que había pasado con mi madre. YO tenía la culpa de todo, y él venía a cobrarlo. No llegó a tocarme, pero no hubo ni habrá mayor golpe que el que me propinó en ese momento: miró a la mesa, con sus ojos inyectados en sangre, mientras uno de sus brazos, tenso como el nudo de una horca, alcanzaba mi dibujo. Al verlo, como siempre, malinterpretó las cosas y otra vez lo llevó al contesto de mi madre. Siguió gritando cosas que ahora no recuerdo, solo una frase sigue en mi cabeza: "Ten cojones de suicidarte, porque si lo haces no lloraré por ti", me gritaba a dos centímetros de la cara. Mis lágrimas caían como si de una lluvia se tratase, y más de una de ellas cayeron sobre los demás bocetos, aún sin terminar. Alcé mi vista hasta sus manos, aún con el dibujo entre ellas, y con mucho dolor vi como iba rompiendo el folio en dos, cuatro, ocho trozos, muy despacio, mirándome fíjamente a los ojos. Finalmente lo hizo todo una bola, y me lo tiró sobre la mesa, mientras se daba la vuelta para salir de la habitación, maldiciendo nuevamente. De nuevo, quiero remarcar que nunca tuve intención alguna de quitarme la vida, ya que es algo que se debe aprovechar antes de perderlo, como todo lo que hay dentro de ésta.

Ha pasado un tiempo desde que me encerré por última vez en mi habitación a dibujar, ya que después de esta experiencia le cogí miedo a los sentimientos, a los pensamientos propios y decicí callar y asentir. Varios años después he camiado, estoy de pie, no me arrodillaré más. Me he levantado, con mi vista alzada al cielo, y he mostrado mis ojos al mundo, he decidido hablar, no callaré más. Si algo no me gusta lo diré, pero no lo haré rompiendo sus sueños. Tengo ganas de vivir, tantas o más como los demás, y no por ello pisaré sus sueños, siempre y cuando no lo hagan con los míos. Esto es vivir y dejar vivir, no causar dolor para así no recibirlo uno mismo. No esperes nada del mundo, y no te llevarás sorpresas cuando te falle. El cielo no caerá más sobre ti, solo la lluvia de éxitos que obtendrás tras luchar, conseguir tus sueños. Nunca permitas que corten tus alas.

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