viernes, 22 de marzo de 2013

Empty streets.

Bajé las escaleras y miré hacia arriba. Me encontré con ese cielo azul grisáceo, normal a las siete de la mañana, y empecé a caminar hacia la playa. No se oía nada, teniendo en cuenta que eran vacaciones y todos estaban de viaje o durmiendo. Mis pasos eran cortos y lentos, no tenía prisa ninguna a esas horas de la mañana y mucho menos en ese lugar. Crucé un par de calles y, a pesar de que mi casa estaba relativamente al lado de la playa, tardé unos quince minutos en llegar a la avenida. Estaba todo vacío, solo había algunos solitarios por la arena, abuelitos pescadores sentados en las rocas esperando a que pique uno más para ir a casa, y por ahí habría una o dos parejas aprovechando el silencio y la poca oscuridad que quedaba antes de que el sol saliera.
Bajé a la arena, donde me quité los zapatos y empecé a caminar hacia el agua. Sentía el viento en mi cara, el olor a mar, el sonido de las olas alternándose con el silencio...

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